El espíritu de su obra y las ideas que movieron la realización de esa arquitectura única, muchas veces menospreciada, y otras alabada.
La trayectoria de Niemeyer, sus primeras oportunidades, su trabajo junto a figuras de la talla de Le Corbusier o de su compatriota Lúcio Costa. Vemos así su protagonismo en el edificio neoyorquino de Naciones Unidas, sus aportaciones a la moderna Brasilia, incluida su catedral, el museo de arte contemporáneo de Niterói, la universidad de Argel, la sede del partido comunista en París… Son espacios de gran belleza, con soluciones innovadoras, extraordinario uso de las líneas curvas…
Su humanismo, que se manifiesta también en sus inquietudes sociales. Aquí se habla de sus raíces católicas, de su posterior evolución al comunismo, de su interés por construir un mundo mejor que supere las grandes desigualdades. También de su amor a la mujer, y de su estrecha unión con Río de Janeiro.
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